Jose Nodier Solórzano: Rebelión de los oficios inútiles

Por Jose Nodier Solórzano, Crónica del Quindío

Las sociedades de todos los tiempos, desde la invención de las imágenes lingüísticas,  han necesitado de sus escritores. De esos seres que sin que nadie se los pida andan por el mundo con los ojos alborotados, la mirada atenta, casi demente,  y un aguijón ensopado de dulzura y acidez entre sus dedos.

Ellos, los honestos en su expresión, los que dejan la entraña en cada palabra, dicen más que los mismos historiadores de método y saben interpretar su tiempo. No conocen esos escritores, tal es su devoción por la palabra, de evasiones a la realidad. Casi que rezan con George Steiner, el crítico francés, que “los hombres son cómplices de lo que les deja indiferentes”.

Así pienso al leer  Rebelión de los oficios inútiles, novela de Daniel Ferreira, un escritor colombiano, que hace la presentación de esta obra (hoy) en el desarrollo del Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales, en Calarcá.

Es notable el talento narrativo de Ferreira. Construye personajes creíbles, porque nacen de su imaginación, obvio, y en particular de una realidad que los obliga a crecer en la ficción y en la conciencia  de su creador. No los matiza en sus defectos, no los encubre en su talante político,  porque son amalgamados entre sus dedos de hábil estilista, de escritor de oficio.  

En la novela, escrita en tres líneas o discursos narrativos, el autor diseña la arquitectura moral de los personajes, mantiene la atención del lector y la alimenta con el vertiginoso ritmo de su fraseo, que en su sintaxis  es riguroso. La precisión confiere elegancia a esa gramática de  emociones en los tres personajes principales. Gramática y dramática, para recrear una debacle colectiva.

Uno, con cierta facilidad, desentrañaría de la novela su época, porque visualiza y ancla muy bien la Colombia de 1970, aquella donde las prácticas militaristas, la concepción autoritaria del gobierno, criminaliza la protesta social, como ocurre aún en los imaginarios de muchos colombianos, que no entienden que un personaje como Ana Larrota, dirigente de un movimiento popular, es solo el producto de la exclusión y la marginalidad.

Simón Alemán, por su tanto, es un aristócrata arruinado y venido a menos, que tiene su mejor versión cuando joven viaja a Italia y a Estados Unidos en procura de mantener ciertos sueños, ciertas búsquedas intactas. Las mismas que luego, al calor de licores, podrá invocar con la nostalgia propia del fracasado.

A su vez Joaquín Borja, el periodista de la Gallina Política, una publicación local, nutre con su independencia una insurrección en un pueblo de Colombia. Reivindica este personaje el ideal de una prensa libre, despojada de los intereses pragmáticos tan propios de nuestra realidad.

Rebelión de los oficios inútiles es un libro de ficción que evidencia el porqué de la guerra en Colombia. Ganadora del premio Clarín de Novela 2014, en Argentina,  su polifonía nos pone de frente a la tragedia que hemos vivido por cuenta del Frente Nacional, de su  obtusa cerrazón ideológica y política.

Daniel Ferreira es un escritor indispensable para una comunidad, como lo es Pablo Montoya  o Fernando Vallejo, en su postura de conciencia crítica del país, porque redescubre con destreza literaria las llagas  de un cuerpo travestido, enmascarado, de civilidad.